Entrevistas

Así es Tort: la marca que transforma la tortilla de patatas en icono global

Revolucionar la tortilla desde la tradición: Tort transforma un plato icónico en una marca con visión global y alma moderna.

6 minutos

20/5/25

Pol González, fundador de Tort.

Innovar no siempre significa inventar algo nuevo. A veces, la disrupción pasa por volver la mirada hacia aquello que ya conocemos, reinterpretarlo y elevarlo. Es lo que ha hecho Pol González con la tortilla de patatas, uno de los platos más representativos de la cocina española. Desde una visión contemporánea, con un enfoque de marca claro y una ejecución cuidada, ha creado Tort, una marca que ha conseguido transformar una receta tradicional en una propuesta moderna, replicable y con ambición de expansión.

Tort no quiere ser solo un lugar donde comer bien: quiere convertirse en un concepto gastronómico exportable, que conecte con nuevas generaciones sin perder el alma de lo clásico. En apenas dos años, su modelo de negocio ha demostrado solidez, vendiendo decenas de miles de unidades, atrayendo al público joven y consolidándose como ejemplo de cómo lo local puede escalar hacia lo global cuando se combina producto, visión y estrategia.

De la idea al concepto: tortilla, marca y propósito

Pol González no tuvo una revelación en una incubadora de startups ni en una cocina profesional. "Tort sale de un guión americano casi, nace en el sofá de mi casa", explica. El detonante fue un antojo: quería comer tortilla de patatas, pero lo que había encontrado en el mercado le supo a poco. “Todas las marcas que habían eran demasiado tradicionales a nivel de comunicación”. Decide entonces montar algo propio, con una estética y una narrativa distintas.

Formado en gastronomía y con experiencia en grupos de restauración en Barcelona, tenía claro que su sitio no estaba entre fogones ajenos. “Desde pequeñito sabía que no quería estar entre cuatro paredes”, confiesa. Cuando sintió que el proyecto le generaba ilusión, se lanzó sin pensarlo demasiado: “Tenía muy claro desde un principio cuál era la misión y la visión de la empresa. El mayor miedo es lanzarte porque nunca sabes si te va a ir bien o mal. Pero una vez te lanzas, y empiezas a rodar, el beneficio de crear algo tú y ver cómo esos pequeños logros se convierten en realidad, es muy positivo”.

Desde el inicio, Tort ha sido algo más que un restaurante. “Somos una marca. Estamos intentando construir una marca, no una serie de locales”. El propósito es claro: devolver a la tortilla el protagonismo que merece. “Tenemos conceptos que nos vienen de fuera super instaurados como la burger, la pizza o el sushi, pero algo tan nuestro no estaba potenciado”. Bajo ese prisma nace también uno de los lemas de Tort: 

“Tu abuela estaría orgullosa de nosotros”

Una oferta centrada y una identidad disruptiva

En Tort solo se hacen tortillas. Nada más y nada menos. González define tres formatos clave: la tortilla individual, la de compartir y la estrella de la casa: la burger de tortilla. “Nunca lo había probado. Siempre habíamos comido un bocata de tortilla, pero ahora que estamos en la época del pan brioche y de las burgers, era importante hacer algo diferente”.

La burger ha sido un éxito inmediato. Los sabores más populares son la caramelo (con cebolla caramelizada), la trufada y la carbonara, aunque Pol admite tener predilección por una combinación más rotunda: “La Balear es mi preferida, va con sobrasada. Soy un amante de la sobrasada y si lo combinas con la tortilla queda espectacular”.

En apenas un año desde su apertura en abril de 2023, Tort ha vendido unas 50.000 tortillas aproximadamente. La clave, asegura, ha sido especializarse y cuidar tanto el producto como la experiencia. Además, ofrecen opciones veganas, entrantes, postres y bebidas. “La concepción tradicional de la tortilla es que tiene que estar en el centro de la mesa. Pero si querías una individual no la tenías. Eso también motivó la idea”.

Digitalización, expansión y desafíos reales

Desde el principio, Tort ha apostado por la digitalización como herramienta de eficiencia. “Teníamos claro que había que estar digitalizados. Si no eres rápido y eficiente en delivery, estás muerto”, afirma González. La implantación de Last.app fue clave para estandarizar procesos tanto en cocina como en operaciones diarias. 

“Nos hemos ido del papel y boli y apostamos más por la digitalización para escalar”

Sobre la saturación de herramientas tecnológicas en restauración, Pol es claro: “Sí que es cierto que cada vez hay más empresas digitalizando, pero creo que es beneficioso. Al final el cliente decide con qué solución se queda. Para mí es fundamental que todo restaurante esté digitalizado, sea del nivel que sea”.

La expansión es parte del plan, pero con pies de plomo. Actualmente, cuentan con dos locales (Barcelona y Sant Cugat), pero Tort se proyecta a otras ciudades, aunque cada nueva apertura se valida antes con una dark kitchen para testar la tracción del producto. Aun así, el objetivo es siempre el mismo: locales físicos donde el cliente pueda vivir la experiencia en persona. También operan con Glovo, Uber Eats y takeaway a través de su web.

El mayor reto personal de González no ha sido el producto ni la gestión, sino la soledad. “He hecho el proyecto y la marca solo. En restauración hay muchísimas cosas que tener en cuenta. En el día a día hay muchas batallas que librar, y no tener a alguien que acompañe en los días buenos y malos ha sido lo más difícil”.

Para quien quiera emprender, lanza un aviso sin rodeos: “Es mucho sacrificio. Tienes que saber en qué momento vital estás antes de lanzarte”. Y una máxima que no deja de repetir: “El producto tiene que estar bueno, pero la parte operativa es lo que mantiene el negocio”.

Tabla de contenidos

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La gastronomía española rinde homenaje a una de sus tapas más icónicas: la croqueta. En el Día Internacional de la Croqueta, que se celebra cada 16 de enero, esta delicia recibe toda la atención que merece. Aprovechando la ocasión, nos hemos dado a la difícil tarea de crear esta guía para descubrir dónde comer las mejores croquetas en España.

Hablar de croquetas es adentrarse en un mundo de creatividad infinita. Desde las clásicas de jamón hasta las más atrevidas de bacalao, rabo de toro o queso azul, cada una tiene su propio carácter. Y si nos fijamos en el rebozado, encontramos opciones para todos los gustos: desde el tradicional pan rallado hasta versiones innovadoras con panko o maíz tostado. 

Sin embargo, todas comparten algo en común: una bechamel perfectamente cocinada, sin grumos y con el punto exacto de melosidad, acompañada de una fritura que logre ese crujido característico que da sentido a su nombre, derivado del verbo francés croquer.

Croquetas Michelin

El bocado delicioso de un plato tradicional, elevado a la categoría de alta gastronomía, es lo que ofrecen los restaurantes más destacados de la guía Michelin. En sus propuestas, las croquetas dejan de ser una simple tapa para convertirse en una experiencia culinaria inolvidable.

¿Los más sonados? En Asturias, nombres como Casa Marcial (3 estrellas) y Casa Gerardo (1 estrella) se encuentran a la vanguardia. En El Corral del Indianu (1 estrella) y Regueiro (Tox), sus croquetas también se han ganado un lugar privilegiado en el panorama gastronómico nacional. La delicadeza de sus elaboraciones y la calidad de sus ingredientes hacen que cada bocado sea pura magia.

En otras partes de España, destacan las croquetas de jamón ibérico en Solana (1 estrella) y las de Trivio en Cuenca, donde la chacina estrella se convierte en arte. Para quienes buscan originalidad, las croquetas de tres carnes en Tatau Bistro (1 estrella) o las de pollo asado en Canalla Bistro (Valencia) son opciones imprescindibles. También merece una mención especial la versión de cocido de la abuela Manuela que se sirve en Tapas 3.0 (Salamanca), una auténtica oda a la tradición familiar, destaca la Guía Michelin.

Barcelona no se queda atrás. Lugares como Freixa Tradició y Vivanda (ambos reconocidos con un Bib Gourmand), junto con Mont Bar y Bardeni-Caldeni, presentan croquetas irresistibles, con propuestas donde la carne toma un protagonismo especial.

Por último, no podemos olvidar las emblemáticas croquetas de Echaurren (La Rioja), elaboradas siguiendo la receta de Marisa Sánchez, Premio Nacional de Gastronomía en 1987 y madre del chef dos estrellas Michelin, Francis Paniego. Estas croquetas han trascendido fronteras y son consideradas un icono en la alta cocina española.

Croqueta del Echaurren. Cortesía Guía Michelin.

Las de jamón

Si hay una croqueta que conquista paladares de norte a sur, es la de jamón. Su popularidad es indiscutible, tanto entre los comensales como en los concursos culinarios que buscan coronar a la mejor de España.

En Toledo, Iván Cerdeño ha marcado un antes y un después en la elaboración de croquetas. Su influencia es tal que varios de los ganadores recientes del Campeonato de Croquetas de Jamón son discípulos suyos. No lejos de ahí, las croquetas de jamón ibérico de José Manuel Gallego, también en Toledo, destacan por su calidad y ejecución, al punto de ser consideradas dignas de concurso. Cañitas Maite, otro representante toledano, se lleva el prestigioso título de Mejor Croqueta de Jamón Joselito en el concurso de Madrid Fusión 2021.

Más al sur, en Albacete, Ababol brilló con su croqueta elaborada con Jamón 5Jotas, conquistando el título de Mejor Croqueta de España en 2023.

En Asturias, las croquetas de jamón de Casa Belarmino han mantenido su fama a lo largo de los años. Finalistas en Madrid Fusión 2020, son un ejemplo de tradición y excelencia que sigue enamorando a quienes las prueban.

El restaurante Quinqué de Madrid se alzó como campeón de la Mejor Croqueta de Jamón de España en 2024. Entre los finalistas de ese año están el restaurante Pandora (Avilés), Flama (Valencia), La Barra de la Tasquería (Madrid), Santabar (Alicante), Jardín de los Duques (Madrid) y Jorge Lozano del restaurante Portal del Lino (Salamanca). Cada uno de ellos destaca por esta icónica tapa.

El norte destaca con las mejores croquetas

Cuando se trata de croquetas, el norte de España se posiciona como una auténtica cuna de excelencia. En Asturias y Burgos, los chefs han logrado crear versiones únicas que combinan tradición, innovación y una técnica impecable, elevando esta tapa a niveles inigualables.

En Oviedo, Pedro Martino, del restaurante Naguar, ha ganado reconocimiento por sus croquetas excepcionales. En Regueiro (Asturias), las croquetas han alcanzado el estatus de leyenda y han obtenido el premio a la Mejor Croqueta del Mundo en 2015, un reconocimiento que reafirma la maestría de su cocina. Otro imprescindible asturiano es Casa Gerardo, cuyas croquetas de compango de fabada se han convertido en una referencia indiscutible.

En Burgos, Cobo Estratos sorprende con su ‘Croqueta de leche fresca de vaca e ibérico’. Este restaurante combina la pureza de la leche local con la intensidad del jamón ibérico, logrando un equilibrio sublime que convierte cada bocado en una experiencia inolvidable.

Las croquetas de Madrid

Madrid, con su vibrante escena gastronómica, se posiciona como uno de los epicentros de las mejores croquetas de España. La capital ofrece desde las más tradicionales hasta las creaciones más innovadoras, conquistando a locales y turistas por igual.

El restaurante Tres por Cuatro ha destacado como finalista en el campeonato a la Mejor Croqueta de Jamón 2024, consolidándose como un referente en la escena croquetera madrileña. Otra de las grandes favoritas son las croquetas de Arzábal, cuya receta incorpora leche de oveja para intensificar su sabor.

En el barrio de Tetuán, Viavélez, una taberna de esencia asturiana dirigida por Paco Ron, deleita con dos variedades excepcionales: jamón y gambas. Por su parte, El Quinto Vino, una taberna castiza de renombre, sorprende con sus emblemáticas “croquetas de Esperanza”, elaboradas con jamón serrano y conocidas por su tamaño generoso y sabor tradicional.

Para los amantes de la creatividad, La Gastroteca de Chema es una parada obligatoria. Este restaurante, dirigido por Chema Soler, reinventa la croqueta con combinaciones únicas como tex mex de pollo, guacamole y jalapeños, pato con foie, o incluso croquetas líquidas de queso con confitura de tomate y olivas negras. Su carta es un paraíso para los croqueteros más atrevidos.

Entre los imprescindibles de Madrid también destacan las propuestas de La Tasquita de Enfrente, Cañadío, y BiBo Madrid, donde el chef Dani García mantiene la esencia de sus recetas originales, con opciones como jamón con polvo seco de tomate o chipirones en su tinta.

El restaurante Santerra también merece mención especial, cuyas croquetas de jamón ibérico se han alzado como las Mejores Croquetas del Mundo en Madrid Fusión 2018. Y si lo que buscas es historia y autenticidad, la taberna Casa Julio no decepciona. Su carta incluye opciones únicas como espinacas con pasas y gorgonzola, morcilla con membrillo, setas con puerros, queso azul, y muchas más.

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